martes, 13 de octubre de 2009

LA DANA O GOTA FRÍA


En principio todo el mundo tiene una idea bastante aproximada de lo que es una gota fría, pero en general se asocia esta idea con la de una enorme inestabilidad atmosférica, de la que derivan grandes tormentas e incluso inundaciones y catástrofes. Y no siempre es así, o mejor sería decir que muy pocas veces es así. De hecho, sobre el área mediterránea de la Península Ibérica suelen darse entre cuatro a ocho episodios anuales de gota fría, pero para que originen precipitaciones abundantes han de coincidir varias circunstancias que luego detallaremos.
En la meteorología profesional a la gota fría se le da el nombre de DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos)
Pero esta depresión, esta burbuja, este embolsamiento de aire frío, esto que llamamos gota fría ¿dónde se origina? ¿de dónde procede? ¿cómo y por qué se forma?
Para poder responder a estas preguntas, primero hay que explicar la existencia y las características de las corrientes en chorro, también conocidas por su nombre en inglés de jet streams.
Las jet streams son como unos enormes ríos de aire que circulan a gran velocidad en dirección oeste-este por el movimiento de rotación de la Tierra y separan masas de aire de distinta temperatura.
Existen cuatro, dos en el hemisferio Norte y dos en el hemisferio Sur.
Las dos del hemisferio Norte son:
-La corriente subtropical, que circula sobre los 30º de latitud norte y separa las masas cálidas de aire tropical de las de la zona templada.
-El chorro polar, que circula entre los 50º y 60º de latitud norte y que separa el aire templado del aire polar.
Para el tema de la gota fría nos centraremos en ésta última, en el chorro polar.
El chorro polar circula, como ya se ha dicho, en sentido oeste-este entre los paralelos 50º y 60º, circunvalando todo el hemisferio Norte. Se sitúa entre los 9 y los 15 km de altura, tiene un grosor de entre 5 y 7 km y una anchura superior a los 100 km. Sus vientos alcanzan altas velocidades que varían entre los 100 y los 250 km/h, pero que pueden alcanzar los 300 ó 350 km/h y excepcionalmente se han registrado velocidades superiores a los 500 km/h.
El chorro polar tiene la tendencia de circular en forma casi rectilínea, aunque frecuentemente esta tendencia varía y se producen ondulaciones en dirección sur, como si fueran los meandros de un gran río, que dan origen a los clásicos frentes fríos o borrascas atlánticas que cruzan la Península Ibérica en dirección noroeste a sureste.

Pero también puede darse el caso de que uno de estos meandros alcance una ondulación tan acusada que llegue a estrangularse, desprendiéndose de la corriente de una forma parecida a como una gota de agua se desprendería de un cable empapado. Esta burbuja de aire frío emprende su camino hacia el sur. En el interior de esta bolsa, la circulación del aire es en giro ciclónico, o sea en sentido antihorario. Es decir, se ha convertido en una verdadera perturbación, pero con movimiento errático, atípico e independiente que para nada parece sometido al flujo dominante del oeste. Esto es la DANA o gota fría.
Lo más frecuente es que la gota fría acabe por desaparecer al mezclarse con el aire más cálido que la rodea. No obstante, si coincide con unas determinadas condiciones muy concretas, este fenómeno puede convertirse en una auténtica pesadilla en las regiones costeras del Mediterráneo español y en otros lugares de características geográficas similares.
¿Cuáles son estas condiciones concretas? Básicamente, las tres siguientes:
-Que la bolsa de aire frío en altura esté situada sobre Galicia, Portugal o el Golfo de Cádiz, o bien se sitúe sobre el Mar de Alborán, entre el norte de África y la costa suroriental de la península.
-Que la temperatura superficial del agua del Mediterráneo sea elevada, cosa que suele ocurrir desde finales del verano hasta las primeras semanas de Noviembre, gracias a la capacidad que tiene el mar de conservar el calor recibido durante el verano.
-Y, sobre todo, que sople viento de levante en superficie.
Si alguna de estas condiciones, especialmente la tercera, no se cumplen, la gota fría puede pasar desapercibida, o como mucho, causar una ligera inestabilidad atmosférica con escasas precipitaciones. Lógicamente, en las primeras semanas de otoño es cuando existen mayores probabilidades de que se dé la coincidencia de estas condiciones.
Cuando así ocurre, los cumulonimbos o nubes de tormenta, originados por la intensa evaporación del agua del mar, condensados por el aire frío en altura, empujados por el viento de levante hacia tierra y retenidos por las cadenas montañosas paralelas y cercanas a la costa, son verdaderas bombas de relojería que estallarán en uno u otro lugar en forma de tremendos aguaceros. Además, estas tormentas se auto regeneran al seguir recibiendo un continuo aporte de humedad que les llega del cercano mar, por lo que pueden estar descargando durante horas sobre la misma zona.
La Historia nos demuestra que en los últimos 500 años se han registrado unas 250 inundaciones en el área mediterránea, sumando las ocurridas en Cataluña, Valencia, Baleares, Murcia y Andalucía oriental. Casi el 90 % de ellas se produjeron entre los meses de Septiembre y Octubre, aunque evidentemente no todas fueron causadas por gotas frías.
Sería labor ingente detallarlas todas. Incluso si quisiéramos hacer una lista de las que aportaron más lluvia o de las causaron más daños humanos o materiales, obtendríamos una relación extensísima. De hecho, casi cada otoño se registran inundaciones y daños materiales que con lamentable frecuencia van acompañados de víctimas mortales.
Sólo por citar algunas y ofrecer una idea clara de los desastres que puede ocasionar una gota fría, mencionaremos:
-Los más de 400 litros por metro cuadrado que cayeron entre los días 13 y 14 de Octubre de 1957 en la cuenca del río Turia y que ocasionaron una gran riada y el desbordamiento de este río en la ciudad de Valencia, dejando un saldo oficial de 81 fallecidos.
-La que causó el derrumbamiento de la presa de Tous en el río Júcar, el día 20 de Octubre de 1982, con más de 700 litros por metro cuadrado caídos sobre la cuenca de este río en apenas 24 horas. La pantanada arrasó las comarcas de la Ribera Alta y la Ribera Baja, con más de 30 muertos y enormes daños materiales.
-Los 1050 litros por metro cuadrado que empezaron a caer sobre Gandía el 2 de Noviembre de 1987 y no paró de llover en las siguientes 36 horas, con una tormenta sin interrupción. Ello supuso para esta ciudad la consecución de dos récords en el mismo episodio: la de ser la que más lluvia ha recibido por una gota fría y la que ha tenido la tormenta de más larga duración de todas las registradas en el continente europeo.